Algunas bicicletas no solo coinciden con un estado de ánimo, sino que se adaptan a un estilo de vida.
“Muy cierto,” afirma Chad con una sonrisa. Él es lo que podríamos llamar un fenómeno. Un abogado de San Francisco, padre de dos hijos, un ávido ciclista y un fanático de los coches rápidos. Y claro, todo ello le deja sin apenas tiempo. Cuando tiene un momento para sí mismo, escoge una bicicleta de su cobertizo dependiendo de su estado de ánimo.
El mountain bike significa escapar, mientras que si se decide por su Teammachine indica que tiene ganas de ir rápido y de apretar fuerte. Pero luego está su paseo diario, que hace con una bicicleta que ha conseguido relegar un poco al resto en el garaje.



Chad asiente enérgicamente: “La Alpenchallenge AMP City apareció exactamente en el momento adecuado, justo cuando estaba desesperado por cómo tratar a mis hijos de la mejor manera posible, por los desplazamientos al trabajo y por cosas de la vida en general. Ahora tengo un soporte en la parte posterior de la bicicleta para llevar a los niños a la guardería y consigo llegar a tiempo a la oficina, gracias a un poco de asistencia en las colinas que me permite atravesar el exasperante tráfico de la hora punta”. Y sin sudar, literalmente.
